martes, 1 de julio de 2014


Los niños y la comida no siempre se llevan bien, como los adultos, los niños pasan por temporadas en las que comen estupendamente, y otras en las que no lo hacen tanto. En ocasiones, las más, esto es sólo una apariencia, porque el niño, en realidad, está comiendo todo lo que necesita, o al menos lo que requiere en ese momento, y no es para alarmarse.

Solo si observa desmejoras en su salud, y ojo eso en un niño es fácil de notar, busque ayuda profesional de un médico pediatra o un nutricionista… No olvide que si un niño siguiera incrementando las cantidades de comida ingeridas de manera exponencial como lo hace durante el primer año de vida, se convertiría en un obeso antes de empezar la primaria. Sin embargo, la falta de apetito es algo que, en general, preocupa a los médicos que a muchos padres.

Otra muy mala idea es darle vitaminas 20 veces al día cuando el pediatra dijo solo una, disque para incrementarle el apetito… Recuerden el hambre es un acto natural del cuerpo, por más que la sociedad nos haya enseñado reglas sobre cuando debemos tener hambre y comer y cuando no… la vitamina es un complemento, solo eso.

 

Entrando en materia cuando se encuentre  con un niño que manifiesta poco interés por la comida, se debe  considerar abordar la situación desde dos frentes:

 
- Fomentando el apetito, esto es, dejándoles quizás elegir el plato, el vaso, de su personaje favorito, el color de sus cubiertos, elaborando comidas vistosas y atractivas que “entren por los ojos” y luego por la boca.
 

- Por otra parte, controlando el ciclo natural de hambre-saciedad en el niño, observando sus necesidades para determinar cuándo ofrecer la comida, estableciendo tiempos cortos a las comidas, sin tenerle horas y horas frente al plato y dejando que él mismo controle su alimentación, es decir, permitiéndole que regule la cantidad de comida…. Recuerde ellos pasan todo el día pensando jugar y comer también podría convertirse en un juego acompáñelo y enséñele que es un acto necesario para él y es muy importante que lo disfrute… NO LO OBLIGE.

 
Comúnmente, es el adulto quien decide el intervalo entre sus comidas y el tipo de alimento que comerá, déjelo que sea el propio niño el que decida cuánto quiere comer, siempre recordando que nunca se debe obligar a comer a un niño, obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr que lo odie para el resto de su vida, mientras que si no se le fuerza acabará probándolo.

Evolutivamente, no lo olvide, los niños tienden a rechazar los sabores desconocidos por simple supervivencia, así que es natural que sean reacios a probar nuevos alimentos, lo harán poco a poco y en pequeñas cantidades.


¿Pero yo me desespero por todo lo que me dicen los demás del porque mi hijo Júpiter no como y del daño que le pasará por esto?

 
Esta es una pregunta muy común de una madre o padre, solo que el sujeto es otro, por ello les recomiendo las siguientes acciones:

1ra. En la medida que vaya creciendo, el niño  tiende cada vez a recibir y entender mas estímulos, a la par que más obligaciones, y abandonar sus ratos de ocio (juegos, amigos, tele…) para comer no es algo que les apetezca, por lo que suele ser de utilidad para ellos o mantenerse fieles a unas rutinas y horarios establecidos, o simplemente negarse a ellos, por eso es importante reforzarles ciertos hábitos como:

-       Comer juntos en la mesa, sin televisión o juguetes que distraigan e integrando al niño en la conversación en la mesa. Toda la familia se queda en la mesa hasta que se termina de comer, estableciendo un tiempo límite, no se puede estar dos horas removiendo el plato.

-       Haga calendario de comidas especiales (en casa o fuera de esta) donde todos participen en su elaboración, y involucre al niño.

-       Si el niño debe comer vegetales y frutas, usted también… NO LO OLVIDE.

-       Enseñar con nuestro ejemplo, comer despacio, masticar correctamente, mantener una dieta variada y equilibrada.

-       Poner en el plato lo que el niño come, o mejor pregúntale,  no llenarlo excesivamente esperando que se coma cantidades industriales, no vale la pena, al final, todos la pasaran mal especialmente el niño. Le aseguro que si le gusta él pedirá más si se lo termina, sino sentirá que cumplió con su deber y ya.

-       Evitar comer entre horas, sea lo que sea. Es muy útil detectar en que momentos el niño empieza a tener hambre y en base a eso establecer los horarios en que tomará sus comidas y snacks. Por supuesto evitar las chucherías y el chocolate, que no deben comerse más que de vez en cuando, NUNCA OFREZCA RECOMPENSAS DE CHUCERÍA.

-       No hacer comidas especiales para cada uno, toda la familia come lo mismo, a unos les gustará más el menú de un día y a otros el de otro, para gustos, colores. Es evidente que el día que le guste menos, comerá menos, todos lo hacemos y hemos de respetarlo.

-       Recordar siempre que obligar no es la solución, así como tampoco lo es gritar o castigar, sobornar, ni guardar la comida para la merienda o la cena. Cuanto más tranquilos estemos mejores resultados obtendremos.

 
Y  lo más importante, comer  es una necesidad, como hacerlo es un habito, cuando y con que satisfacernos una conducta muy compleja… NINGUN SER VIVO SE DEJA MORIR DE HAMBRE, SU HIJO TAMPOCO LO HARA, cuando el tenga hambre comerá, no le refuerce su mal habito suplicándole, castigándole o recompensándolo, edúquelo y edúquese en una sana alimentación y de seguro toda la familia se lo agradecerá.

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